lunes, 5 de abril de 2010

para Adri (te la debía)

A LA IZQUIERDA DEL ROBLE

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazoshasta
que uno cierra los puños y la atrapa
.Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor
.Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno
no tantas veces
no me gusta robar su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
vos lo dijistenuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecíaque iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amorfue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo quedamedir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegueun veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos
.El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.

m.Benedetti

3 comentarios:

  1. "Para mí que el muchacho está diciendo
    lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
    vos lo dijistenuestro amor
    fue desde siempre un niño muerto
    sólo de a ratos parecíaque iba a vivir
    que iba a vencernos
    pero los dos fuimos tan fuertes
    que lo dejamos sin su sangre
    sin su futuro
    sin su cielo
    un niño muerto
    sólo eso
    maravilloso y condenado
    quizá tuviera una sonrisa
    como la tuya
    dulce y honda
    quizá tuviera un alma triste
    como mi alma
    poca cosa
    quizá aprendiera con el tiempo a desplegarse
    a usar el mundo
    pero los niños que así vienen
    muertos de amor
    muertos de miedo
    tienen tan grande el corazón
    que se destruyen sin saberlo"


    Qué maravilla. No me canso de leerlo. Muchas gracias, aunque yo no sea el destinatario.

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  2. Me alegro de que te haya gustado

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  3. Canción de invierno y de verano
    (Ángel González)

    Cuando es invierno en el mar del Norte
    es verano en Valparaíso.
    Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
    puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo
    en sus cabos,
    mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur
    bellas bañistas.

    Eso sucede en el mismo tiempo,
    pero jamás en el mismo día.

    Porque cuando es de día en el mar del Norte
    —brumas y sombras absorbiendo restos
    de sucia luz—
    es de noche en Valparaíso
    -rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
    a las olas dormidas.

    Cómo dudar que nos quisimos,
    que me seguía tu pensamiento
    y mi voz te buscaba -detrás,
    muy cerca, iba mi boca.
    Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
    primaveras, veranos, soles, lunas.

    Pero jamás en el mismo día.


    Gracias María

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