martes, 5 de enero de 2010

Apuntes sobre Bilbao




El casco y la ría recuperada fueron los dos focos de nuestra visita, también Barakaldo.
Salimos sin prisa un lunes lluvioso y llegamos a nuestro destino pasada la hora de la comida. Desde la ventana de la habitación veíamos la ría. Comimos a pocos metros de los muros del Guggenheim, justo en el momento que llovía. Ahí estábamos, mojados pero contentos. El edificio es impresionante y el mejor contextualizado e implantado frente a las demás “obras de arquitectura” de la zona, que parecen haber caído del cielo (aun que quizás no sea la mejor expresión. De lejos se perciben las cubiertas de titanio destacando sutilmente y enriqueciendo la vista gris de la ciudad, mejor todavía cuando las toca algún rayo de luz. Creo que a los tres nos sorprendió gratamente. Caminado hacia el casco, un poco antes de llegar al museo nos encontramos con la construcción de una “nueva” torre de Pelli, del rectorado para a universidad de Deusto obra de Siza y con la ya en funcionamiento biblioteca de Moneo. Más allá del Gugg. Se encuentran dos edificios simétricos de apartamentos, de A. Isozaki, separados por una enorme escalinata que baja hasta la ría. Frente a ellos la asombrosa obra, y esta vez sí, de S. Calatrava: el puente peatonal Zubi-Zuri. Tiene algunos fallos como que el suelo sea de vidrio y deslice en presencia del agua, que no escasea en Bilbao, pero es dinámico, elegante y liviano.
De nuestro paso por el casco decir que no tuvimos mucho problema para encontrar las tabernas con sus famosos pinchos, que resultaron no ser nada del otro mundo. Nos estrenamos en una herriko-taberna… Los bilbaínos se recogen pronto asíque a las 10.30h nos vimos con las planchas apagadas. La cena del último día fue un tanto extraña y acabó con un chupitazo de Pacharán por cortesía de Adrián. He de decir que hemos experimentado lo eficaz que es el número 3, dado que por mucho que nos empeñamos nos quedamos en un triángulo.
Y, por fin, el Guggenheim. Teníamos la entrada para las 12h. asíque aprovechamos antes para medio rodearlo, fotografiarlo y dibujarlo. Se accede a un nivel inferior por una gran escalinata donde los visitantes hacen cola, y se llega al patio interior, que hace de distribuidor y que nos dejó con la boca abierta y nos hizo pensar para qué seguir con la carrera. Fue genial estar allí tanto tiempo, sin prisa, pudiéndote detener casi en cada detalle constructivo e incluso recitar algún que otro extracto del libro de turno. Las exposiciones eran todas interesantes. En la 1ª planta unas esculturas enormes para recorren, en acero cortén, de Richard Serra. En la 2ª toda la producción de Wrigth, ¡impresionante! Había tantos dibujos que llegaban a cansar asique Adri y Hector decidieron buscar chicas a las que decir cosas bonitas. Y en la 3ª, parte de la exposición de pintura abstracta del Guggenheim de NY.
Ha sido un viaje genial. Hemos hablado mucho, más que comido. Sería buena idea hacer en algún momento una escapada los miembros de la ventana y brindar por ella, jajaja.
¡A cuidarse! y el lisboeta también.

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