
Todas las semanas voy al menos un par de veces al mercado, es algo que no he hecho en España y que aquí he cogido con mucho gusto, por lo menos ahora que todavía no hace tanto frío. Ya os imagináis: colores, olores, sabores, gritos, conversaciones... Las tenderas y tenderos, los viejecillos arrugados y vestidos con ropas pintorescas, el chapurreo inglés-polaco...
Las imágenes lo dicen casi todo. Es un placer que espero poder compartir con vosotros.
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