jueves, 13 de mayo de 2010

Sincerely L.Cohen



It's four in the morning, the end of December
I'm writing you now just to see if you're better
New York is cold, but I like where I'm living
There's music on Clinton Street all through the evening.
I hear that you're building your little house deep in the desert
You're living for nothing now, I hope you're keeping some kind of record.

Yes, and Jane came by with a lock of your hair
She said that you gave it to her
That night that you planned to go clear
Did you ever go clear?

Ah, the last time we saw you you looked so much older
Your famous blue raincoat was torn at the shoulder
You'd been to the station to meet every train
And you came home without Lili Marlene

And you treated my woman to a flake of your life
And when she came back she was nobody's wife.

Well I see you there with the rose in your teeth
One more thin gypsy thief
Well I see Jane's awake --

She sends her regards.

And what can I tell you my brother, my killer
What can I possibly say?
I guess that I miss you, I guess I forgive you
I'm glad you stood in my way.

If you ever come by here, for Jane or for me
Your enemy is sleeping, and his woman is free.

Yes, and thanks, for the trouble you took from her eyes
I thought it was there for good so I never tried.

And Jane came by with a lock of your hair
She said that you gave it to her
That night that you planned to go clear --

Sincerely, L. Cohen



Son las cuatro de la mañana. Finales de diciembre.
Ahora mismo te estoy escribiendo,
para saber si estás bien.
Nueva York es frío, pero me gusta donde vivo.
Suena música en Clinton Street durante toda la tarde.

Oí que estás haciéndote
una pequeña casa en medio del desierto.
Ahora, tu vida no tiene sentido.
Espero que escribas algún tipo de diario.

Sí, y Jane apareció con un mechón de tu pelo.
Me dijo que se lo diste
aquella noche en que decidiste cortar con todo.
¿Lo has hecho realmente?

La última vez que te vimos,
parecías mayor.
Tu famoso impermeable azul
estaba gastado por los hombros.
Estuviste yendo a la estación a encontrarte con cada tren.
Y volviste a casa, sin Lili Marlene.

Y trataste a mi mujer como un capricho más de tu vida.
Y cuando volvió conmigo, ya no era la esposa de nadie.

Bueno, te veo ahí, con una rosa entre tus dientes.
Otro pequeño ladrón gitano.
Bien, veo que Jane está despierta.

Te manda recuerdos.
Y todo lo que puedo decirte,
hermano mío, mi asesino...
¿Qué puedo decir?
Supongo que te echo de menos.
Supongo que te perdono.
Me alegro de que te cruzaras en mi camino.

Si alguna vez vienes por aquí, ya sea por Jane, o por mí.
Tu enemigo estará durmiendo,
y su mujer es libre.

Sí. Y gracias
por el problema que le quitaste de encima.
Yo creía que estaría ahí siempre,
y por eso nunca había intentado solucionarlo.

Y Jane apareció con un mechón de tu pelo.
Me dijo que se lo diste
aquella noche en que decidiste cortar con todo.

Sinceramente, L. Cohen.

2 comentarios:

  1. Mientras pasa la estrella fugaz
    acopio este deseo instantáneo
    montones de deseos hondos y prioritarios
    por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
    que la alegría no desarme mi amor
    que los asesinos del pueblo se traguen
    sus molares caninos e incisivos
    y se muerdan juiciosamente el hígado
    que los barrotes de las celdas
    se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
    y mis hermanos puedan hacer de nuevo
    el amor y la revolución
    que cuando enfrentemos el implacable espejo
    no maldigamos ni nos maldigamos
    que los justos avancen
    aunque estén imperfectos y heridos
    que avancen porfiados como castores
    solidarios como abejas
    aguerridos como jaguares
    y empuñen todos sus noes
    para instalar la gran afirmación
    que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
    que cuando el corazón se salga del pecho
    pueda encontrar el camino de regreso
    que la muerte pierda su asquerosa
    y brutal puntualidad
    pero si llega puntual no nos agarre
    muertos de vergüenza
    que el aire vuelva a ser respirable y de todos
    y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
    poniendo en tus ojos el alma
    y tu mano en mi mano

    y nada más
    porque el cielo ya está de nuevo torvo
    y sin estrellas
    con helicóptero y sin dios

    Hombre que mira el cielo
    M. Benedetti

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  2. "Supongo que te echo de menos.
    Supongo que te perdono.
    Me alegro de que te cruzaras en mi camino.
    (...)
    Sí. Y gracias
    por el problema que le quitaste de encima.
    Yo creía que estaría ahí siempre,
    y por eso nunca había intentado solucionarlo."

    ¿Cómo se rompe con todo?
    Nostalgia sin prisas. Sentir q los demás cuentan en tu vida.

    "que cuando enfrentemos el implacable espejo
    no maldigamos ni nos maldigamos
    que los justos avancen
    aunque estén imperfectos y heridos."

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