Mientras invertíamos ayer un casi 3% de la futura nómina que nos llenará los bolsillos (de telarañas) pudimos disfrutar de un cielo espléndido. Al hacerlo, no pude evitar recordar momentos por belleza similares que he vivido últimamente, que ahora articulo con uno de los fragmentos de "MI" libro que más me ha golpeado los sentidos.
Todas las fotografías fueron tomadas en diferentes puntos del territorio portugués excepto una, que formó parte de una tarde en París. Espero que os guste
“Nubes…Hoy tengo conciencia del cielo, pues hay días en que no miro para él pero lo siento, viviendo en la ciudad y no en la naturaleza que la incluye. Nubes…Son ellas hoy la principal realidad, y me preocupan como si el velarse el cielo fuera uno de los grande peligros de mi destino. Nubes…Pasan la barra del Castillo, de occidente a oriente, en tumulto disperso y desnudo, blanco a veces, se van deshilachadas a la vanguardia de no sé qué; medio negro otras si, más lentas, tardan en ser barridas por el viento audible; negras de un blanco sucio si, como si quisieran quedarse, ennegrecen más con su recorrido que con su sombra lo que las calles abren de falso espacio entre las líneas clausuradoras del caserío.
Nubes…Existo sin saberlo y sin quererlo moriré. Soy la pausa entre lo que soy y lo que no soy, entre lo que sueño y lo que la vida ha hecho de mí, el promedio abstracto y carnal entre cosas que no son nada, siendo yo nada también. Nubes… ¡Qué desasosiego si siento, qué malestar si pienso, qué inutilidad si quiero! Nubes…Están pasando siempre, unas muy grandes, pareciendo, porque las casas no dejan ver si son menos grandes de lo que parecen, que van a ocupar todo el cielo; otras de tamaño incierto, pudiendo ser dos juntas o una que se va a partir en dos, sin sentido en lo alto del aire contra un cielo fatigado; otras más, pequeñas, semejando juguetes de cosas poderosas, bolas irregulares de un juego absurdo, sólo por un lado, en soledad inmensa, frías.
Nubes…Me interrogo y me desconozco. Nada he hecho útil y nada haré de justificable. He gastado la parte de mi vida que no perdí en interpretar confusamente nada, haciendo versos en prosa a las sensaciones intrasmisibles con las que hago mío el universo incógnito. Estoy harto de mí, objetiva y subjetivamente. Estoy harto de todo, y de todo el todo. Nubes…Lo son todo, desmontes de lo alto, cosas hoy las únicas reales esntre la tierra nula y el cielo que no existe; jirones indescriptibles del tedio que les impongo; niebla condensada en amenazas de color ausente; sucios algodones en rama de un hospital sin muros.
Nubes…Son como yo, un paisaje deshecho entre el cielo y la tierra, al hilo de un impulso invisible, tronando o sin tronar, alegrando blancas u oscureciendo negras, ficciones del intervalo y del descamino, lejos del ruido de la tierra y sin el silencio del cielo. Nubes…Continúan pasando, siempre continúan pasando, siempre pasarán continuando, en un discontinuo enrollar de madejas descoloridas, en un prolongamiento difuso de falso cielo deshecho. “
Fernando Pessoa, El libro del Desasosiego
Creo que todas las historias, excepto una, terminaron en lluvia. Supongo que es el precio a pagar por ser testigo de algo así.